domingo, 20 de febrero de 2011

LOS LIBROS NO VAN A DESAPARECER..

La supuesta desaparición del libro en su formato tradicional ha sido el tema de numerosos debates entre especialistas y amantes de la lectura. En el volumen Nadie acabará con los libros, Umberto Eco y Jean-Claude Carrière participan en esta discusión a lo largo de 272 páginas. Publicado por la editorial Lumen, está formado por una serie de entrevistas realizadas por Jean-Phlippe de Tonac e imágenes de André Kertész, se dividen en 15 capítulos, en los cuales Carrière, autor de guiones de películas clásicas, y Eco, filósofo, medievalista y escritor quien publicará su nueva novela El cementerio de Praga a fin de año, hablan no sólo del futuro del libro en papel, sino también de su pasión por los libros, sus lecturas, sus bibliotecas, su hechura como lectores. Nadie acabará con los libros se encuentra ya en venta y, a continuación, ofrecemos a nuestros lectores un adelanto de esa obra con autorización del sello Random-House Mondadori
JEAN-CLAUDE CARRIÈRE: durante la última cumbre de Davos, en 2008, se le preguntó a un futurólogo sobre los fenómenos que alterarían a la humanidad en los próximos 15 años y éste propuso que se consideraran esencialmente cuatro, que le parecían seguros. El primero, que un barril de petróleo costaría 500 dólares. El segundo concernía al agua, destinada a convertirse en un producto comercial de intercambio exactamente como el petróleo; en fin, que veremos las cotizaciones del agua en la Bolsa. La tercera previsión atañía a África, que en las próximas décadas, según el futurólogo, se convertiría con toda seguridad en una potencia económica, un hecho que todos esperamos.
El cuarto fenómeno, según este profeta profesional, era la desaparición del libro.
A estas alturas, por lo tanto, se trata de saber si la desaparición definitiva del libro, si de verdad llegara a producirse, podría entrañar para la humanidad las mismas consecuencias que la penuria programada del agua, por ejemplo, o que la inaccesibilidad del petróleo.
UMBERTO ECO: ¿El libro desaparecerá a causa de la aparición de Internet? Escribí sobre este tema hace tiempo, es decir, cuando la pregunta parecía pertinente. A estas alturas, cada vez que alguien me pide que me pronuncie al respecto, no puedo sino repetir el mismo texto.
Nadie acabará con los libros
En cualquier caso, nadie se da cuenta de que me repito, porque no hay nada más inédito que lo que ya se ha publicado y, además, porque la opinión pública (o por lo menos los periodistas) tienen siempre la idea fija de que el libro desaparecerá (o quizá los periodistas piensan que son los lectores los que tienen esa idea fija) y todos formulan incansablemente la misma pregunta.
En realidad, hay poco que decir al respecto. Con Internet hemos vuelto a la era alfabética. Si alguna vez pensamos que habíamos entrado en la civilización de las imágenes, pues bien, el ordenador nos ha vuelto a introducir en la galaxia Gutenberg y todos se ven de nuevo obligados a leer. Para leer es necesario un soporte. Este soporte no puede ser únicamente el ordenador. ¡Pasémonos dos horas leyendo una novela en el ordenador y nuestros ojos se convertirán en dos pelotas de tenis! En casa, tengo unas gafas Polaroid que me permiten proteger los ojos de las molestias de una lectura constante en pantalla, pero no es una solución suficiente. Además, el ordenador depende de la electricidad y no te permite leer en la bañera, ni tumbado de costado en la cama. El libro es, a fin de cuentas, un instrumento más flexible.
Ante la disyuntiva, hay una sola opción: o el libro sigue siendo el soporte para la lectura o se inventará algo que se parecerá a lo que el libro nunca ha dejado de ser, incluso antes de la invención de la imprenta. Las variaciones en torno al objeto libro no han modificado su función, ni su sintaxis, desde hace más de 500 años. El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se han inventado, no se puede hacer nada mejor. No se puede hacer una cuchara que sea mejor que la cuchara. Hay diseñadores que intentan mejorar, por ejemplo, el sacacorchos, con resultados muy modestos: la mayoría de ellos no funciona. Philippe Starck intentó mejorar el exprimidor, pero su modelo (para salvaguardar una determinada pureza estética) deja pasar las semillas. El libro ha superado sus pruebas y no se ve cómo podríamos hacer nada mejor para desempeñar esa misma función. Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus páginas dejen de ser de papel. Pero seguirá siendo lo que es.
J.-C.C.: Parece que el libro electrónico, en sus últimas versiones, le hace la competencia directa al libro escrito. El modelo Reader contiene ya 160 sesenta títulos.
U.E.: Es evidente que un juez se llevará a casa con mayor facilidad las 25 mil páginas de escritos de un proceso en curso si las guarda en un libro electrónico. En muchos campos, el libro electrónico será cómodo, pero en circunstancias de uso no corrientes. Yo simplemente sigo preguntándome si, incluso con la tecnología más adecuada a las exigencias de la lectura, será de verdad mejor leer Guerra y paz en un libro electrónico. Ya veremos. En cualquier caso, no podremos seguir leyendo a Tolstói y todos los libros impresos en pasta de papel, porque éstos ya han empezado a descomponerse en nuestras bibliotecas.
LOS LIBROS NO VA DESAPARECER.

Los Gallimard y los Vrin de los años 50 en su mayoría ya han desaparecido.La filosofía de la Edad Media de Gilson, que me resultó tan útil en la época en que preparaba mi tesis, hoy ni siquiera puedo cogerla. Las páginas se disgregan, literalmente. Podría comprar otra edición, desde luego, pero le tengo mucho apego a la mía antigua, con todas mis anotaciones de distintos colores que configuran la historia de mis diversas consultas.
JEAN-PHILIPPE DE TONNAC: Con la aparición de nuevos soportes, cada vez más adecuados empíricamente a las exigencias y al confort de la lectura, ya se trate de enciclopedias o de novelasonline, ¿por qué no imaginar una lenta desafección hacia el objeto libro en su forma tradicional?
U.E.: Todo puede pasar, desde luego. Cabe que los libros mañana interesen sólo a una minoría de indómitos que podrían ir a satisfacer su curiosidad nostálgica en los museos, en las bibliotecas…
J.-C.C.: De seguir existiendo.
U.E.: Pero también podemos imaginar que esa formidable invención que es Internet desaparezca en un futuro. Exactamente como los dirigibles desaparecieron de nuestros cielos. Cuando el Hindenburg se incendió en Nueva York, poco antes de la guerra, el dirigible ya no tenía futuro. Lo mismo sucedió con el Concorde: el accidente de Gonesse en el año 2000 resultó mortal. En cualquier caso, esa es una historia extraordinaria: se inventa un avión que, en lugar de tardar ocho horas en atravesar el Atlántico, tarda tres. ¿Quién podría rebatir semejante progreso? Pues bien, se renuncia al Concorde, tras la catástrofe de Gonesse, estimando que ese avión resulta demasiado caro. ¿Es una razón seria? ¡También la bomba atómica sale carísima!
J.-P.T.: Les cito unas observaciones que hacía Hermann Hesse a propósito de una probable relegitimación del libro que, según su opinión, sería consecuencia de los progresos técnicos. En los años 30, Hesse afirmaba: Cuanto más se satisfagan con el tiempo ciertas necesidades populares de entretenimiento y enseñanza a través de otros inventos, más recuperará el libro su dignidad y autoridad... No hemos alcanzado todavía el punto en el que los nuevos inventos rivales, como la radio, el cine, etcétera, descarguen al libro de esa parte de sus funciones que no merecen la pena.
J.-C.C.: En este sentido no se equivocaba. El cine y la radio, así como la televisión, no le han quitado nada al libro, nada que no pudiera perder sin daños.
U.E.: En un momento determinado los hombres inventan la escritura. Podemos considerar la escritura como la prolongación de la mano, y en este sentido tiene algo casi biológico. Se trata de una tecnología de comunicación inmediatamente vinculada al cuerpo. Una vez inventada, ya no puedes renunciar a ella. Una vez más, es como haber inventado la rueda. Las ruedas de hoy siguen siendo las de la Prehistoria.
Al contrario, nuestras invenciones, cine, radio, Internet, no son biológicas.
J.-C.C.: Tiene razón en subrayarlo: nunca hemos tenido más necesidad de leer y escribir que en nuestros días. No podemos siquiera usar un ordenador si no sabemos leer y escribir. Y, además, de una forma más compleja que antaño, porque hemos integrado nuevos signos, nuevas claves. Nuestro alfabeto se ha ampliado. Resulta cada vez más difícil aprender a leer. Si nuestros ordenadores pudieran transcribir directamente lo que decimos, se produciría un regreso a la oralidad. Claro que esto plantea una nueva cuestión: ¿es posible expresarse sin saber leer ni escribir?
U. E.: Homero respondería sin ningún género de duda que sí.
J.-C.C.: Pero Homero pertenece a una tradición oral. Sus conocimientos los adquirió a través de esa tradición, en una época en que todavía nada se había escrito en Grecia. ¿Se puede imaginar hoy a un escritor que dicte su novela sin la mediación de la escritura y que no conozca nada de la literatura que lo ha precedido? Quizá su obra tendría la fascinación de la naïveté, del descubrimiento, de lo inaudito. Pero, en todo caso, parece que carecería de lo que nosotros, a falta de un término mejor, llamamos cultura. Rimbaud era un joven dotadísimo, autor de versos inimitables. Pero no era lo que llamamos un autodidacta. A sus 16 años, su cultura ya era clásica, sólida. Sabía componer versos latinos.

UMBERTO ECO. tarea 20 feb. Ariel Gustavo Perez Gonzalez. 200721899

Umberto Eco
Escritor y profesor universitario italiano mundialmente conocido por su novela El nombre de la rosa. Eco nació en Turín el 5 de enero de 1932. Después de estudiar en la universidad de esa ciudad, trabajó para la RAI (Radio Audizione Italiana) desde 1954 hasta 1959, y fue profesor de estética en Turín entre 1956 y 1964. Más tarde, dio clases en la Universidad de Milán durante dos años, antes de convertirse en profesor de comunicación visual en Florencia en 1966. Durante esos años publicó sus importantes estudios Obra Abierta (1962) y La estructura ausente (1968). Entre los años 1969 y 1971 dio clases en la Universidad Politécnica de Milán, y en 1971 pasó a ser profesor de semiótica en Bolonia. Al mismo tiempo que sus trabajos teóricos sobre el análisis de los signos y los significados ha influido y creado escuela en círculos académicos, Eco se ha hecho popular a través de dos novelas, El nombre de la rosa (1981) una historia detectivesca que se desarrolla en un monasterio en el año 1327, y El péndulo de Foucault (1988), una fantasía acerca de una conspiración secreta de sabios. Ambas novelas se basan en los amplios conocimientos que Eco ha ido adquiriendo sobre filosofía y literatura. El nombre de la Rosa fue adaptada para el cine (1986) por el director francés Jean-Jacques Annaud. En 1995 publicó La isla del día de antes.



Analisis. Parte 2 entrevista a Julio Cortaza..Ariel Gustavo Perez Gonzalez.


ANALISIS. ENTREVISTA PARTE. 2 y 3
JULIO CORTIZAR.


Un tipo que se revela en la entrevista como un tipo serio y hasta cierto punto gruñon. Pero empieza a sentirse comodo empezando a contar sobre sus origenes. Se muestra muy sincero cuando habla sobre su personalidad, resaltando su gusto por la soledad. Diciendo de la selecciòn de las amistades, añadiendo que muchos pueden ser titulados como amigos pero pocos los son.. 
Cabe señalar el exelente trabajo que hace el entrevistador, pues esta bien informado del personaje que entrevista.
Julio Cortizar acontinuacion indica su gusto a temprana edad por lo libros y la escritura. Siendo tanto su gusto y capacidad. que por opinión profecional le es prohibido estudiar y leer mucho. y escribe una novela y versos y demas bellos escritos. No creyendo su autoria por parte de su madre. 
Julio Cortazar un personaje que parece aburrido y como repito muy serio dando una apariencia de hostil al principio. Pero en la entrevista se muestra muy intelectual, muy conocedor de la sociedad, muy analítico.
Explicando de mejor forma su forma de pensar y sus ideas. siendo muy claras y entendibles.
Llegando a ser muy inspirador. Por su estilo. Por su autocrítica.

EN ENTREVISTA "JULIO CORTAZAR" tarea 20 de feb. 2011 Ariel Gustavo Perez Gonzalez 2007 21 899

http://www.youtube.com/watch?v=VEBOBW07sgo&feature=related

DESPUÉS DEL AMOR. POEMA Miguel Hernandez. tarea 20 ferbrero 2011 ARIEL GUSTAVO PEREZ GONZALES 200721899


             DESPUÉS DEL AMOR

No pudimos ser. La tierra
no pudo tanto. No somos
cuanto se propuso el sol
en un anhelo remoto.
Un pie se acerca a lo claro.
En lo oscuro insiste el otro.
Porque el amor no es perpetuo
en nadie, ni en mí tampoco.
El odio aguarda su instante
dentro del carbón más hondo.
Rojo es el odio y nutrido.

El amor, pálido y solo.

Cansado de odiar, te amo.
Cansado de amar, te odio.

Llueve tiempo, llueve tiempo.
Y un día triste entre todos,
triste por toda la tierra,
triste desde mí hasta el lobo,
dormimos y despertamos
con un tigre entre los ojos.

Piedras, hombres como piedras,
duros y plenos de encono,
chocan en el aire, donde
chocan las piedras de pronto.

Soledades que hoy rechazan
y ayer juntaban sus rostros.
Soledades que en el beso
guardan el rugido sordo.
Soledades para siempre.
Soledades sin apoyo.

Cuerpos como un mar voraz,
entrechocado, furioso.

Solitariamente atados
por el amor, por el odio.
Por las venas surgen hombres,
cruzan las ciudades, torvos.

En el corazón arraiga
solitariamente todo.
Huellas sin compaña quedan
como en el agua, en el fondo.

Sólo una voz, a lo lejos,
siempre a lo lejos la oigo,
acompaña y hace ir
igual que el cuello a los hombros.

Sólo una voz me arrebata
este armazón espinoso
de vello retrocedido
y erizado que me pongo.

Los secos vientos no pueden
secar los mares jugosos.
Y el corazón permanece
fresco en su cárcel de agosto
porque esa voz es el arma
más tierna de los arroyos:

«Miguel: me acuerdo de ti
después del sol y del polvo,
antes de la misma luna,
tumba de un sueño amoroso».

Amor: aleja mi ser
de sus primeros escombros,
y edificándome, dicta
una verdad como un soplo.

Después del amor, la tierra.
Después de la tierra, todo.


TAREA 20 FEBRERO 011 MIGUEL HERNANDEZ BIOGRAFIA


MIGUEL HERNÁNDEZ
BIOGRAFÍA


"Tú, el puro y verdadero, tú, el más real de todos,
tú, el no desaparecido". Así habló Vicente
Aleixandre ante la tumba de Miguel Hernández,
muerto el 28 de marzo de 1942, en una sombría
cárcel de España. No es difícil compartir ese
fervoroso reconocimiento: en la patria y el tiempo
de Machado y Jiménez, de García Lorca y Alberti,
de Cernuda y el propio Aleixandre, el autor
de El rayo que no cesa dejó, sin embargo, escuchar
una voz de poeta auténtica y original.
Nacido en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre
de 1910, de origen campesino, Miguel Hernández
recibió las primeras enseñanzas en la escuela
de su pueblo y debió dedicarse a los trabajos de
la tierra y al pastoreo. Pero, con decidida vocación
literaria, logró una sorprendente cultura autodidacta
basado sobre todo en la lectura de los clásicos
del Siglo de Oro. Esta formación, enraizada en las
más puras tradiciones de su tierra levantina,
es perceptible a través de toda la obra hernandiana,
que desde su barroquismo inicial evoluciona hasta
la sencillez honda y estremecido de sus poemas
de la cárcel. Entre ambos extremos, hay un período
en que el corazón del poeta ya "no puede
con la carga  de su amorosa y lóbrega tormenta".
Momento signado por el descubrimiento de quien
luego habría de ser su mujer, por el estallido
de la Guerra Civil Española y también por la estrecha
amistad de Hernández con Pablo Neruda y Vicente
Aleixandre.